Si estás pensando instalar un toldo en tu hogar o negocio para protegerte del sol este artículo te interesa porque te vamos a explicar los principales tipos de toldos existentes en el mercado. Y es que en función de su apertura o diseño se pueden encontrar diferentes tipologías entre las que tendrás que escoger atendiendo al espacio del que dispones, tus necesidades o presupuesto.
· Toldo de brazo articulado
Los toldos de brazo articulado son un tipo de toldo bastante común. Destacan porque son toldos enrollables y disponen de brazos extensibles que permiten una mayor precisión y estabilidad con los que incluso se puede alcanzar una inclinación de 90 grados. Y gracias a esta inclinación se puede adaptar a todas necesidades.
Su funcionamiento es muy sencillo, cuando se recoge el toldo poco a poco se van plegando los brazos articulados y al mismo tiempo se va enrollando la tela. Y cuando está recogido ocupa muy poco espacio, por lo que es perfecto para balcones y fachadas y muy utilizado en establecimientos comerciales como para tiendas o terrazas de bares y cafeterías.
· Toldo cofre y semicofre
Continuamos con dos tipos de toldos muy similares entre sí, los toldos de estilo cofre y semicofre.
Los toldos cofre se caracterizan porque contienen un cajetín, una especie de carcasa que permite que el toldo se recoja entero para protegerlo de las inclemencias meteorológicas. Y es que tanto la lona como cualquier parte del toldo no se queda a la intemperie como sí ocurre con otros modelos. Así que lo que ofrecen los toldos cofre es durabilidad, ya que al no enfrentarse a inclemencias meteorológicas como lluvia, viento, contaminación, nieve o rayos solares duran muchísimo más tiempo.
Mientras que los toldos semicofre son muy similares a los toldos cofre. La diferencia entre ambos modelos es que los toldos semicofres cuentan con cajetín, pero no se recoge todo el toldo, tan solo una parte de la lona y su estructura. Es decir, en los toldos cofre se recoge el toldo en su totalidad, mientras que en los toldos semicofre tan solo una parte. Por lo que los toldos semicofre se exponen más a las inclemencias meteorológicas, por lo que suelen sufrir más daños y durar menos tiempo que los toldos cofre. Como ventaja de los toldos semicofre frente a los cofre hay que destacar el precio, que suele ser bastante más económico.
· Toldo veranda
Otro tipo de toldo es el denominado veranda. En este caso, la principal característica es que se trata de un toldo horizontal. El sistema se utiliza en exteriores como jardines con techo abierto o acristalado. Y es que el toldo veranda básicamente es una lona que se desplaza de manera horizontal por medio de guías y tensores que permiten abrir y cerrar el techo gracias al toldo.
· Toldo punto recto
En esta lista de tipos de toldos más comunes no podía faltar el toldo de punto recto. “El toldo de punto recto se caracteriza por ser un modelo sencillo que permite una tracción de la lona y una inclinación que puede alcanzar los 180 grados, ofreciendo una cobertura vertical y protegiendo de los rayos solares durante todo el día y sin importar la posición del sol. Son perfectos para ventanas, pero también se pueden adaptar a balcones y fachadas”, explican desde Toldos Clot, empresa de toldos en Barcelona.
Además de la protección total de los rayos de sol, los toldos de punto recto otorgan privacidad. Muchas familias optan por instalar este modelo cuando tienen ventanas cerca de sus vecinos y se puede ver perfectamente el interior de la vivienda desde el exterior.
· Toldo capota
Y el último tipo de toldo que deberías conocer es el toldo capota, un sistema que recibe su nombre por las capotas de los carricoches de bebés, porque el aspecto del toldo es muy similar. Este tipo de toldos se colocan en fachadas y aportan un toque clásico, elegante y diferencial. Normalmente se emplea en tiendas y negocios para poder proteger los escaparates, puertas y ventanas de los rayos del sol.
· Toldo vertical o cortina
Los toldos verticales o de estilo cortina es que garantizan la protección vertical de un espacio. Se suelen usar en terrazas, jardines y fachadas para resguardar del sol y del viento estos espacios al aire libre. También permiten conservar la temperatura interior de la vivienda lo que puede suponer un ahorro energético al tener que usar menos la calefacción en invierno para tener una temperatura agradable.