Nos encontramos en la era de la satisfacción momentánea. Cada vez son más las herramientas que nos facilitan la vida, lo que muchas veces hace que la actividad de nuestro cuerpo esté al mínimo. Ya solo tenemos que pedirle a Alexa que nos ponga música, encienda la televisión o incluso que apague las luces, y lo tendremos hecho. Cosas que antes hacíamos laboriosamente, ahora tan solo nos cuesta una orden de voz o pulsar un botón.
Al mismo tiempo que ha ocurrido todo esto, han aumentado muchísimo los estímulos mentales, hasta tal punto que parece que todo nuestro mundo ocurre solo en las pantallas.
¿Cómo afecta esto a las relaciones de pareja?
Según los expertos, cada vez estamos más desconectados de nuestro propio cuerpo, de nuestro alrededor y de las personas que nos rodean. Las relaciones están perdiendo el contacto físico, y cada vez queremos satisfacciones más rápidas e instantáneas, sintiendo incluso ansiedad por cualquier cosa que nos lleve un poco de tiempo y dedicación de conseguir.
La realización del sexo necesita de cierto tiempo de preparación y dedicación para poder proporcionar el placer que nuestra pareja se merece. Pero, ¿cómo hacerlo estando tan desconectados de nosotros mismos y de los demás?
Una posible solución para volver a sentir es el Tantra
El Tantra es una filosofía oriental que permite a la persona que lo practica conseguir una conciencia física plena mediante la energía. Al conseguir reconocer su propia energía, tanto el hombre como la mujer pueden usarlas para llegar a una conexión plena y llegar a un placer absoluto.
Pero la cosa no se queda solo en el placer sexual, sino que va más allá, a un nivel puramente espiritual. Quien practica el sexo tántrico, lo considera una forma de meditación que te puede llevar a la elevación espiritual.
Los maestros tántricos enseñan una serie de técnicas de respiración y concentración que lleva a los practicantes a alcanzar no solo un orgasmo genital, sino uno de cuerpo completo.
Esto se consigue con una serie de técnicas de atención, concentración y respiración específicas que llevan a la persona a poder sentir plenamente, no solo su propio cuerpo y su ser, sino también el de su pareja.
Por supuesto, no es necesario disponer de pareja para poder llevarlo a cabo, ya que es una ampliación de la conciencia, y también puede practicarse en solitario.
Según los maestros de esta técnica, el sexo es la fuerza vital y creativa que surge entre la unión de las energías masculina y femenina, energías creadoras del universo.
Al unirse de esta forma, no solo se puede llegar al placer físico absoluto, sino a la realización espiritual y a un conocimiento trascendental de nuestro propio ser.
Beneficios del sexo tántrico
Como toda práctica de meditación, esta disciplina te ayudará a ser más consciente de todo lo que te rodea, evitando así las vacilaciones constantes de nuestra mente, entre el pasado y el futuro y así poder vivir el presente.
Al experimentar un placer mucho más intenso y diferente al que estás acostumbrado, aumentará el deseo sexual.
A lo que te ayudará, sin duda, es a aprender a comunicarte, no solo durante el sexo, sino en tu vida diaria. Muchos de nosotros incluso durante el sexo somos tímidos y reservados. El sexo tántrico es más lento y sutil y esto ayudará a traspasar ciertas barreras causadas por traumas pasados o malas experiencias, de una forma más suave, con la que sin duda te sentirás más a gusto.
Te aportará una buena dosis de seguridad y autoestima ya que, al familiarizarte más con tu cuerpo, acabarás aceptándote y amándote a ti mismo. Esto ocurre porque le das más importancia a tu propio concepto personal que al que los demás tengan de ti. Te hará sentirte mucho más amado por tu pareja. Con esta experiencia, colmarás ese anhelo que todos tenemos de sentirnos atendidos y deseados por nuestra pareja.
Si deseáis romper la rutina y recuperar esa conexión con vuestro propio cuerpo y vuestra pareja, os recomendamos que acudáis a clases con expertos en el tema, como las que ofrece la profesional Maite Domenech, donde se os enseñará esta interesante disciplina.
Aquí os damos ciertos consejos para practicarlo por vuestra cuenta
Respiración consciente:
Respirar es algo que hacemos constantemente y a lo que apenas prestamos atención. Debemos reconciliarnos con nuestra propia respiración, y una vez armonicemos con ella, debemos sintonizarla con la de nuestra pareja.
Atención con los cinco sentidos:
Se trata de recuperar la conexión con nuestro cuerpo. Para ello, prestaremos atención a lo que siente nuestra piel de todo nuestro cuerpo en el contacto con el otro. Miraremos a nuestra pareja con el máximo detalle. Mediante el olfato podremos oler su piel, su pelo. Con todos los sentidos podremos conocer mucho más a fondo a la persona a la que amamos y ser mucho más conscientes de nuestras capacidades de percepción física.
No solo mires, ve más allá:
El contacto visual es la clave, pero no solo parándose en lo que se ve. Intenta sentir los sentimientos que los ojos de tu pareja te trasmiten. Siente su amor, siente su atracción, siente su ser y su energía.
Atrévete:
Experimenta estimulando todas las zonas del cuerpo de tu pareja. Es cierto que hay zonas más sensibles que otras pero, practicando la atención plena, cualquier zona del cuerpo puede volverse sensible al tacto.
Sigue el ritmo:
Debéis tratar de acompasar los movimientos creando una armonía y una continuidad.
Libérate de las tensiones:
Cuando prestes atención a todas las partes de tu cuerpo, incide conscientemente sobre aquellas que notes más tensas para liberar la tensión y acabar completamente relajado.
Dichas técnicas requieren de una constante dedicación para llegar a realizarlas correctamente. Siempre es bueno contar con asesoramiento, ya sea de forma privada o en pareja.
A pesar de sus muchos beneficios, no es una disciplina tan conocida, por lo que puede que en tu ciudad no haya escuelas que impartan cursos sobre ella. Pero no todo lo que nos da la tecnología es malo, ya que gracias a internet podemos encontrar muchísimos cursos y clases a los que se puede asistir, tanto en pareja como por solitario.