Un lugar para volver a recordar: Albufera de Valencia

Nos remontamos al pasado. Algo que me gusta mucho hacer porque soy de esas personas que pienso que cualquier tiempo pasado fue siempre mejor. En el siglo pasado, allá por 1980, para la gran mayoría de los españoles todavía quedaban muy lejos las vacaciones rurales y los viajes a Cuba Santo Domingo y Cancún. Ahora es algo que siempre hacemos, pero hace años, y solo tienes que comentárselo a tus padres, para saberlo.

Mis padres me cuentan que en 1974 era el tiempo en el que los españoles queríamos tostarnos como el resto de Europa bajo un sol que parecía más nuestro que la tortilla de patatas, poco importaba que Franco estuviera a tenor de los rumores con un pie en el otro barrio. El veraneo era el veraneo y cada vez eran más los que no querían renunciar a su ración de playa aunque para ello hubiera que estirar la extraordinaria del 18 de julio hasta extremos insospechados. Y es que el 18 de julio, el día del alzamiento, era la fiesta nacional y el dictador puso ese día par dar una paga extraordinaria. Sin embargo aquel verano de 1974, mi familia vimos el mar muy cerca y conocimos un sitio de esos que luego no has podido olvidar.

A mí lo de la playa no me importaba demasiado, siendo como era uno de aquellos afortunados niños de ciudad que teníamos pueblo y no había nada en el mundo que esperara con más ilusión a mis 14 años que las vacaciones en este lugar de Valencia, el pueblo significaba libertad una vida sin normas en la que podías hacer el burro y sobre todo fardar con tus amigos de las cosas que hacías en la capital aunque en eso de presumir los del pueblo tampoco se quedaban cortos como mi tío Lucio que se empeñaba en enseñar sus niñas a toda la familia. Eran otros tiempos.

Hay amores dormidos que siguen latentes a pesar de la erosión del tiempo, del egoísmo o de las traiciones. Son amores que, aunque a veces resultan nocivos, de tanto en tanto nos tientan con una nueva oportunidad. De nosotros depende despertarlos o dejarlos en letargo, y eso es lo que a mí me ocurrió con la Albufera de Valencia.

El Parque Natural de la Albufera es un espacio natural protegido español situado en la provincia de Valencia, Comunidad Valenciana. Fue también conocido por los romanos como Nacarum Stagnum y en algunos poemas árabes se le denomina Espejo del sol. Y creo que es una de las mejores denominaciones que he escuchado.  Este paraje de 21 120 ha, que fue declarado parque natural por la Generalidad Valenciana el 8 de julio de 1986,3​ se encuentra situado a unos 10 km al sur de la ciudad de Valencia. Comprende la Albufera, su entorno húmedo y el cordón litoral adyacente a ambos.

Mis primeros recuerdos me vienen de un libro y de una serie. En 1902, el escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez escribió la novela Cañas y barro, ambientada en la Albufera de principios de siglo XX. EL libro lo he leído, pero antes vi la serie de RTVE; una serie que recomiendo a todo el mundo para conocer mejor esta zona. Su valor ecológico es muy grande ya que aquí se encuentran especies de gran valor ecológico en peligro de extinción, como el fartet o el samarugo. Además es una de las pocas albuferas que se conservan en buen estado en la Comunidad Valenciana, cuya costa antiguamente estaba formada por una sucesión de albuferas y marjales

Todo esto me recuerda a mi infancia, y ahora ha vuelto a mi vida. ¿Cómo? En forma de viajes en barca. Hace unas semanas lo hice y fue como meterme en una máquina del tiempo. Partiendo desde el embarcadero de el Palmar navegué por los canales y me adentré en la albufera. Su valor ecológico es muy grande ya que aquí se encuentran especies piscicolas de gran valor ecológico, como el samaruc, la anguila, la llisa o el llobarro (lubina). La verdad es que es una gozada.

Disfruté plenamente de las maravillas del parque natural de la albufera en un tranquilo paseo organizado por Paseos en Barca por la Albufera mientras el patrón del barco nos iba explicando durante todo el paseo las peculiaridades sobre la flora y la fauna del lago.

Pasé por las barracas típicas valencianas también por los caladeros de pesca de la zona y dependiendo de la época del año se puede hacer una demostración de pesca según la temporada, observando como faenan los pescadores. La verdad es que fue algo maravilloso y muy recomendable.

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