La salud bucodental de los niños es un aspecto fundamental del bienestar general que debe ser abordado con cuidado, constancia y educación desde las primeras etapas de la vida. Establecer buenos hábitos desde la infancia no solo previene enfermedades bucales, sino que también inculca una conciencia sobre la importancia del autocuidado que puede perdurar durante toda la vida. El enfoque hacia la salud oral infantil debe ser integral, involucrando tanto a los padres como a los profesionales de la salud, en un esfuerzo conjunto por garantizar una adecuada higiene bucal y prevenir complicaciones futuras.
Desde el nacimiento, los padres juegan un papel crucial en la protección de la salud bucodental de sus hijos. Aunque los bebés no tengan dientes visibles, su higiene bucal no debe pasarse por alto. Limpiar las encías con una gasa húmeda después de las tomas ayuda a eliminar residuos y crea una rutina que facilitará el cepillado futuro. Cuando empiezan a erupcionar los primeros dientes, normalmente alrededor de los seis meses de edad, es esencial comenzar el cepillado con un cepillo de cerdas suaves y una pequeña cantidad de pasta dental con flúor, adaptada a la edad del niño. El cepillado debe hacerse al menos dos veces al día, especialmente antes de dormir, y debe ser supervisado por un adulto hasta que el niño desarrolle la destreza necesaria para hacerlo correctamente por sí solo.
Un aspecto fundamental del cuidado bucodental en los niños es la alimentación y, en este aspecto, la dieta tiene un impacto directo en la salud de los dientes y encías. Una alimentación equilibrada y baja en azúcares contribuye a prevenir la aparición de caries, que es la enfermedad crónica más común en la infancia. Es importante limitar el consumo de bebidas azucaradas, golosinas, zumos artificiales y alimentos ultraprocesados, así como evitar que el niño se duerma con el biberón, especialmente si contiene leche o líquidos azucarados. Los alimentos ricos en calcio, fósforo y vitaminas, como los productos lácteos, frutas y verduras, fortalecen el esmalte dental y promueven el desarrollo saludable de la dentadura.
Las visitas regulares al odontopediatra también son una parte clave del enfoque preventivo. En este sentido, los dentistas de Gold Care Dental Alcorcón nos recomiendan que la primera visita al dentista se realice dentro del primer año de vida, o cuando erupcione el primer diente. Estas visitas tempranas permiten detectar cualquier problema a tiempo, recibir consejos personalizados y familiarizar al niño con el entorno dental, reduciendo así el miedo o ansiedad que pueden surgir más adelante. El seguimiento profesional incluye la revisión de la mordida, la erupción dental, la salud de las encías y la aplicación de tratamientos preventivos como selladores o flúor tópico, según sea necesario.
Además de los cuidados físicos, la educación en salud bucodental debe formar parte de la crianza y la enseñanza en la escuela. Los niños deben entender, a su nivel, por qué es importante cuidar sus dientes y cómo hacerlo. Utilizar juegos, cuentos, canciones o aplicaciones interactivas puede hacer que el aprendizaje sea más divertido y efectivo. Fomentar la autonomía poco a poco, reconociendo sus esfuerzos y progresos, refuerza la motivación y convierte la higiene bucal en un hábito cotidiano.
Finalmente, es vital que los adultos sean modelos a seguir, ya que los niños aprenden observando, por lo que ver a sus padres cepillarse los dientes con regularidad y acudir al dentista sin temor refuerza los comportamientos positivos. La salud bucodental en la infancia no se trata solo de prevenir caries o enfermedades periodontales, sino de construir una base sólida para una vida sana y consciente.
¿Cuáles son las enfermedades dentales más habituales en la infancia?
Las enfermedades dentales más habituales en la infancia son principalmente la caries dental, la gingivitis y, en algunos casos, problemas relacionados con la maloclusión o el desarrollo incorrecto de la mordida.
La caries dental es, sin duda, la enfermedad más común en los niños. Se trata de la destrucción progresiva del esmalte y la dentina causada por la acción de las bacterias que se alimentan de los restos de alimentos, especialmente azúcares, en la boca. Cuando estas bacterias producen ácidos, estos dañan el tejido dental, formando cavidades. La caries puede causar dolor, dificultad para comer y problemas estéticos, además de afectar la salud general si no se trata a tiempo. Los niños son especialmente vulnerables porque sus dientes todavía están en desarrollo y el esmalte es más delgado que en los adultos.
La gingivitis es una inflamación de las encías que suele manifestarse con enrojecimiento, hinchazón y sangrado al cepillarse. Es común en la infancia debido a una higiene bucal deficiente y a la acumulación de placa bacteriana alrededor de las encías. Si no se controla, la gingivitis puede evolucionar hacia problemas más serios como la periodontitis, que afecta el soporte del diente y puede llevar a la pérdida dental.
Además de estas enfermedades, también se pueden presentar trastornos relacionados con la posición de los dientes o el desarrollo de la mordida, conocidos como maloclusiones. Aunque no son enfermedades en sí mismas, las maloclusiones pueden ocasionar problemas funcionales, dificultades en la masticación, desgaste dental irregular y problemas estéticos. Muchas veces, estos trastornos requieren intervención ortodóntica para corregirlos y prevenir complicaciones futuras.


