¿Os habéis dado cuenta de que cada vez se intenta ser más original en los regalos? Este mes pasado fue el Día del Padre, un día que en mi opinión (al igual que San Valentín, el día de la Madre, etc.) en el que el único que sale ganando es el comercio, y para no quedar mal casi todos los hijos buscamos el detalle perfecto para regalar a nuestro progenitor y este año he llegado a escuchar de todo.
¿Dónde quedaron los clásicos regalos como relojes o pulseras de caballero? El año pasado recuerdo que le compré un reloj y el anterior, si no me equivoco, me hice con una pulsera de esas de cuero tipo Lotus de Joyería Lorena, pero este año me puse a buscar por Internet para dar con el detalle ideal y me encontré con mil propuestas, a cada una más extravagante que la anterior.
Por ejemplo, el tema de las cajas de experiencias. Este es un regalo muy socorrido que puede estar muy bien en cualquier otra situación, pero con la que está cayendo ¿de verdad vamos a regalarle una escapada de fin de semana, un día en el Spa o una cena para dos en un restaurante de renombre? Por ahora en la mayoría de comunidades solo se puede consumir en la terraza de los restaurantes y bares, y no es por nada pero yo aún paso frío, y lo de las escapadas está complicado con todas las comunidades cerradas a cal y canto cada vez que hay un puente o una festividad así que… ¿qué tipo de experiencia vamos a regalar en plena pandemia? Con suerte, si regalamos una caja experiencia de estas, la podrá gastar el año que viene o al siguiente así que yo, personalmente, no lo veo.
Pero eso no es lo más llamativo que he visto porque la hija de 12 años de mi hermano le regalo una manta con una imagen de ella con su papi impresa en todo el centro de la manta. A ver… yo puedo entender que este tipo de regalos son recuerdos personalizados pero es que la sola idea de taparme con al careto de alguien me da repelús. Además, que digo yo que con el uso y los lavados el color de la manta se irá perdiendo y al final igual acaba siendo una especie de foto fantasmal o algo similar. No me gusta nada. Y es caso es que en este sentido hay mantas, cojines, camisetas, calendarios y mil cosas más
Y es que eso de los regalos personalizados está muy de moda y lo entiendo, pero es que hay cosas y cosas. No es lo mismo personalizar una taza de desayuno que personalizar una camiseta porque una cosa es privada, la ves tú y tu familia, y la otra es para salir a la calle y personalmente no lo veo. Pero lo peor de todo eso es cuando no hay forma de salir de la rueda de la personalización y al final, año tras año, el padre o la madre ha ido acumulando un montón de regalos de este tipo y mires donde mires encuentras uno. En casa de mi hermano, el ya citado dueño de la manta con fotografía, puedes ver en un solo vistazo al salón dos tazas (una de mami y otra de papi), un calendario, dos cojines en el sofá y ahora la manta famosa. Pero es que su llavero también es un regalo personalizado que dice “Te quiero papá”, y su mechero es otro regalo que dice “Al mejor padre”… ¡Vamos! Que en su caso lo realmente original sería que un año le regalasen un clásico reloj ¿o no?
Yo aún no tengo hijos, pero el día que los tenga les pediré que no me regalen este tipo de cosas. De verdad lo digo, casi prefiero que no me regalen nada, en serio.
También he visto que se lleva mucho eso de regalar textiles para uso en casa, como pantuflas e incluso delantales personalizados y yo alucino un poco a veces. Si a mí me regalaran un delantal de cocina se lo tiraría en la cara al regalador, aunque llevase flores bordadas a mano. ¿En serio alguien puede pensar que regalar un delantal de cocina es una buena idea? Es como cuando tu novio, o marido, te regala una plancha… ¿perdona?
Yo prefiero lo tradicional: el reloj, la pulsera, la cartera e incluso la diana. Recuerdo un año que le regale a mi padre un juego de diana muy chulo, de madera, son sus dardos a juego. Lo instaló en la sala de estar y mi madre le hizo desinstalarlo tres días después porque la puntería de mi padre roza la nulidad y tenía la pared frita. Al final el regalo parecía muy buena idea en mi mano, e incluso en la mano de mi padre cuando lo recibió, pero a ojos de mi madre fue una pésima opción. Ahora yace olvidada en algún armario de la casa.
También he visto que últimamente se lleva mucho eso de regalar un cuento personalizado a los padres jóvenes, con niños pequeños, y eso no está nada mal. Eso sí es un recuerdo que puedes guardar toda tu vida con cariño y aunque le dibujante te haya creado con un aspecto que poco o nada se parece a ti, sigue siendo un detalle muy tierno a ojos de la familia. Claro está que no es lo mismo tener 4 años y un papá de 38 que tener 32 años y un papá de 65, la cosa cambia un poco y el cuento en sí ya no lleva implícita la misma ternura ¿no creéis?
Y por supuesto siempre estará la socorrida comida familiar. Si eres hijo tienes dos opciones, gastarte un buen dinero en menús para celebrar el día del padre en algún restaurante conocido, o preparar tú una suculenta comida especial en tu casa, o en la de tu padre. Claro está que este regalo solo es posible si tienes más de 12 años porque como intentes hacer una comida familiar con menos de esa edad es posible que acabes incendiando la cocina y teniendo que llamar a Telepizza como mínimo. Eso, o eres un erudito con la sartén como los peques de MasterChef Junior, pero en mi opinión de esos hay pocos.