Que una mujer lleve en el bolso una libreta para tomar notas, y hasta una agenda, no nos sorprende a nadie. Ellas tienen más capacidad de organización que nosotros. Quizás, lo que nos llame la atención es que la pasta de esas libretas, en lugar de venir decoradas con fotos de gatitos o con corazones, ahora lleve impresos mensajes de emancipación. Un dato que nos demuestra que los tiempos están cambiando.
Las mujeres tienen más capacidad de organización que los hombres. En las parejas heterosexuales, el 80% de las vacaciones y salidas de pareja o familiares son planificadas y gestionadas por mujeres. Aunque a las mujeres se les ha apartado tradicionalmente de la dirección de los negocios, ellas son las que se han preocupado de gestionar las casas y cuidar de las familias, la base última de la sociedad. Si bien la mujer, actualmente, se ha integrado en masa en el mercado laboral y se ha podido desarrollar profesionalmente, aunque aún queda mucho por hacer, no han perdido esa capacidad organizativa.
Ellas siguen planificando sobre el papel. Escribir es la manera en la que funciona el pensamiento. El mecanismo por el cual se despliegan las ideas. Por esta razón, no es extraño que aunque la tecnología haya evolucionado una barbaridad, ellas continúen llevando sus blogs de notas en el bolso.
Pero los tiempos han cambiado, gracias a dios. Y hoy las mujeres no están supeditadas a la voluntad de ningún hombre. Bien se le llame padre o bien se le llame marido. Pretenden ser las dueñas de su propio destino, aunque con frecuencia encuentren un techo de cristal que les dificulta continuar avanzando. No es fácil ser mujer en un mundo dirigido por hombres. Esto ha hecho que su conciencia como un colectivo oprimido y su lucha para romper la opresión vayan en aumento.
Hoy, ese cambio de conciencia se refleja en los objetos que utiliza diariamente. Como ese blog de notas del que venimos hablando. El otro día, por casualidad, encontré por internet una tienda digital en la que se vendían libretas ilustradas con mensajes liberadores: “Ni enfermas, ni pecadoras. El amor es para todas.” “Somos las nietas de las brujas que no ardieron”. Las libretas están editadas por Virago y es un proyecto de la ilustradora Clara Ochoa, quien puso en marcha esta idea en un principio a nivel artesanal y hoy es un producto que llega a miles de mujeres. Realmente es un artículo bonito y movilizador, ideal para regalar a las mujeres que quieres. Yo me estoy planteando comprar una libreta para mi hija y otra para mi pareja. Porque aunque soy hombre, siempre me ha gustado estar rodeado de mujeres libres.
La mujer actual en España.
Hoy la gran mayoría de las mujeres trabajan. Nos puede resultar algo normal, pero en la época de nuestras abuelas el proyecto de vida de una buena parte de la población femenina era ser amas de casa y que un hombre las mantuviera. Probablemente, esta decisión venía motivada por la presión social.
En la actualidad, el 56% de la comunidad universitaria son mujeres. Estudian más chicas que chicos.
A pesar de que la mujer tiene un mayor acceso al trabajo y a la educación, en España, las mujeres cobran un 19,6% menos que los hombres, según datos oficiales de la Seguridad Social. Es decir, las mujeres cobran, de media, 5.000 euros menos al año.
Un dato curioso que publicó la plataforma Poletika a raíz de una encuesta elaborada durante las últimas elecciones generales es que entre la población menor de 30 años, cuatro de cada 10 varones dicen votar a la extrema derecha, mientras que 6 de cada 10 mujeres afirmaban que votarían a opciones de izquierda.
Mientras una parte preocupante de la población masculina joven pivota en torno al recorte de libertades, la mayoría de las mujeres defienden los avances sociales y apuestan por profundizar en ellos.
El caso que lo cambió todo.
El famoso caso de “La Manada”, la violación de una joven en las Fiestas de San Fermín de Pamplona, en el 2016, a manos de un grupo de 5 chicos, y la condescendencia por parte de la administración judicial, que trató el caso como abuso sexual y no como violación, poniendo en tela de juicio la declaración de la víctima, encendió a buena parte de las mujeres españolas y a un sector significativo de la sociedad.
Frente a lo que se pudiera suponer, los violadores no eran extranjeros, no eran MENA, sino sevillanos. Y entre ellos se encontraban sujetos merecedores de respeto, desde el punto de vista de algunos sectores de la población. Uno es militar y otro guardia civil.
La sentencia judicial emitida por la Audiencia Provincial de Navarra catalogó el delito con el menor nivel de gravedad posible. El código penal clasifica estos delitos sexuales en Abuso Sexual, Agresión Sexual y Violación. Poniendo como condición la presencia o ausencia de violencia física o intimidación. Sentenciar a los agresores con la menor pena posible levantó la indignación de miles de mujeres en toda España, que se manifestaron por todo el país bajo la consigna “Yo sí te creo”. En apoyo a la víctima.
Teresa Nevado Bueno, del Lobby Europeo de Mujeres (L.E.M.) confiesa a la web Malos Tratos de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, un órgano consultivo de la ONU, que la reacción de repulsa de las mujeres españolas abrió un debate social sobre el tema que sobrepasó las fronteras nacionales.
Ya no solo en España, sino en toda Europa, los partidos políticos y las administraciones debían posicionarse sobre qué es lo que se considera agresión sexual y sobre la sexualidad libre de la mujer.
En el 2018, año en el que se celebró el juicio, la manifestación del 8-M (Día de la Mujer Trabajadora) fue la más multitudinaria celebrada hasta la fecha en nuestro país. A raíz de aquel suceso, las mujeres dijeron No.
No es supremacismo, es justicia.
Todavía, a día de hoy, hay quien compara el machismo y el feminismo como si fueran dos caras de la misma moneda. Dos formas de oprimir ejercidas por géneros distintos. Pero no es así.
Mientras, el machismo es una actitud supremacista, en la que se supedita a la mujer a la voluntad del hombre. El feminismo es una lucha por la igualdad.
El machismo es una idea generada por la práctica social. En el momento en el que la sociedad se organiza en clases sociales, desde la antigüedad, se fija la familia patriarcal como base de la organización social. La riqueza acumulada se traspasa en herencia por vía masculina. El primogénito varón es el que recibe los bienes acopiados en vida por el padre.
A la mujer, entonces, se le otorga un rol social definido. El de proveer descendencia para que la riqueza continúe en la familia y la de cuidar a los hijos para que lleguen a la edad adulta y puedan percibirla. La mujer pasa en ese momento a ser una propiedad del varón, como lo es el resto de bienes que posee.
Sobre esta relación se teje un entramado jurídico, cultural y educativo que ha perpetuado esta organización social durante milenios.
El feminismo no es una actitud, sino un movimiento de lucha con el que las mujeres pretenden zafarse de la opresión de la que son objeto. Alcanzando una sociedad más igualitaria. El feminismo, por tanto, no pretende someter a los hombres al poder de las mujeres, sino acabar con la desigualdad de género.
El feminismo en los objetos cotidianos.
El portal de información Infobae nos habla del último libro publicado por la escritora Espido Freire: “La historia de la mujer contada en 100 artículos”. En este libro, la escritora bilbaína hace un recorrido por los objetos que han configurado la identidad de la mujer a lo largo de la historia, y hace una reflexión sobre el mensaje que han adoptado en los últimos tiempos.
Desde el lápiz de labios hasta las muñecas con las que jugaban cuando eran niñas han contribuido a conformar lo que la mujer es en la actualidad. La herencia de la mujer, según sus palabras, es diversa.
Ahora bien, mientras antes esos objetos servían para alinear o educar a la mujer en el rol social que le había sido impuesto, ahora pueden cumplir un papel liberador, de reafirmarse. Antes, una mujer se ponía guapa para gustar a los hombres, ahora lo hace para gustarse a sí misma. Las muñecas de antes servían para aleccionar a las niñas en su futuro papel como madres, mientras ahora muchas muñecas simbolizan las profesiones que puede llegar a desempeñar cuando sean adultas: médica, piloto de avión, bombera.
Todos estos mensajes de empoderamiento los podemos ver en multitud de artículos que usamos habitualmente: en la ropa (camisetas, sudaderas, bolsos), en tazas de café, en cuadros y objetos artísticos, en artículos de papelería, etc.
Estos mensajes se corresponden con la forma de pensar de muchas mujeres y cumplen un papel de consolidar y reforzar sus convicciones y su lucha por un mundo más justo.


