Las islas Canarias son un destino soñado. Un lugar al que quien no ha ido nunca, aspira visitarlo algún día, y quien ha estado allí, le gustaría regresar. Más allá de las islas que todos conocemos: Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote, Fuerteventura, La Palma, Hierro, La Gomera… Existen otras pequeñas islas menos conocidas que vale la pena descubrir. En esta ocasión te hablaremos de ellas. Te presentamos algunos de los rincones escondidos de las islas canarias.
El archipiélago canario tiene un embrujo especial. Una especie de imán que te atrae y te atrapa. Dos amigos, Pablo de Granada y Bibi de Gijón, llegaron a la isla de Gran Canaria hace cinco años por motivo de trabajo. Se trataba de un encargo que apenas les llevaría unos pocos meses. Después de su experiencia, decidieron quedarse a vivir allí.
Cuando les preguntas: “¿Por qué no regresáis a la península?” Te responden: “Estás loco, vivimos en el paraíso. Sería un disparate volver.” Desde luego echan de menos a la familia y a los amigos, pero con las buenas comunicaciones que hay hoy en día entre las canarias y la península, en cualquier momento, pueden volver de visita para ver a sus seres queridos.
Las Islas Canarias tienen una gran cantidad de atractivos que van más allá de su clima y de sus playas, que tal vez sea lo que más nos suena de ellas. El talante tranquilo, hospitalario y amable de sus gentes es, sin duda, uno de ellos. Canarias tienen un rico patrimonio cultural, material e inmaterial. Una cultura autóctona que es una fusión a mitad de camino entre Europa, África y América. Tiene una belleza paisajística y una diversidad geográfica sorprendente, con esos espacios naturales de origen volcánico. Y dispone de un cielo despejado en el que pasar horas y horas, por la noche, mirando las estrellas.
Estas son algunas cualidades comunes a todo el archipiélago. Pero, en esta ocasión, nos vamos a detener en las islas más pequeñas, las más desconocidas. Estos son algunos ejemplos:
La Isla de los Lobos.
A tan solo dos kilómetros de distancia de Fuerteventura y 8 de Lanzarote, emerge en el Atlántico este pequeño islote de solo 6 kilómetros cuadrados. Una isla, en que según el censo municipal de La Oliva, el pueblo del que es una pedanía, solo existe un residente.
La web turística Citivatis Fuerteventura la describe como la más pequeña y salvaje de las islas Canarias. Antiguo oasis de pescadores y acogedor refugio de piratas.
En otros tiempos, la isla estaba habitada masivamente por lobos de mar. Esas grandes focas marinas. Cada lobo de mar para poder vivir debía alimentarse diariamente de 40 kilos de pescado. Debido a la disminución constante de peces en el caladero, los pescadores de las islas vecinas los exterminaron. Ya no quedan a penas ejemplares. Sin embargo, la isla conservó el nombre de sus antiguos pobladores. Estamos hablando de varios siglos atrás.
Hoy la Isla de los Lobos está declarada Espacio Natural Protegido. Cada día solo puede recibir 200 visitantes. Para visitarla es necesario pedir un permiso al cabildo insular de Gran Canaria, cosa que se puede hacer online.
Llegar allí es como visitar una isla desierta, eso sí, con un faro que fue construido 1865, para evitar que los barcos que transitaban por la zona no encallaran en sus playas y acantilados.
Visitar la Isla de los Lobos no es caer en un lugar en medio de la nada. Está preparada para recibir a los visitantes. Dispone de un pequeño centro de investigación en el que cuentan la historia de la isla, y recalcan, sobre todo, el patrimonio natural (geológico y biológico) que encierra el lugar.
Existe un sendero circular que permite observar los lugares más bellos de la isla y que se puede recorrer en dos horas. Su punto de llegada, o de partida, según se mire, es el emblemático faro. En otra época, casa del farero, y que hoy funciona de manera automática. Sin duda, uno de los lugares más espectaculares es el «Puertito». Un puerto natural formado por dos brazos de roca volcánica que se adentran en el mar creando una bahía de aguas turquesa en calma.
La turista Franchisca Franchi nos cuenta que visitarla fue una experiencia inolvidable. Llegó a la isla a través de una excursión organizada por Corralejo Charter, una empresa que organiza viajes en barco desde Fuerteventura a espacios naturales como la Isla de los Lobos o La Graciosa. Esta es la mejor forma de visitarlas.
La Graciosa.
La Graciosa es la octava isla habitada de las Islas Canarias. Una isla de 29 kilómetros cuadrados situada al norte de Lanzarote, dentro del Archipiélago Chinijos. Dispone de dos núcleos poblacionales, dos pueblos, Caleta de Sebo y Pedro Barba, que entre los dos suman 720 habitantes.
La isla fue descubierta por el normando Juan de Bethancourt en 1402 y fue entregada a la corona de castilla, sin embargo su población aumenta en 1861, cuando el gobierno permite a la empresa anglo-española Cappa y Maqueda abrir una fábrica de salazones en Caleta de Sebo. Razón por la cual se construyen los primeros almacenes, así como algunas casas para alojar a los obreros, que procedían en su mayoría de las islas de Lanzarote y Fuerteventura.
Esta pequeña isla volcánica es reserva natural protegida. Esto hace que además de su pequeña extensión, su ocupación por parte del hombre esté bastante controlada. Hasta el punto, que su desarrollo turístico se ha limitado para preservar la riqueza natural de la isla.
La Graciosa es uno de los pocos lugares de Europa donde las carreteras no están asfaltadas. Son caminos de tierra que, como nos dice la web Turismo Lanzarote, es un placer recorrer en bicicleta. La isla es un lugar tranquilo, apropiado para aquellos turistas que disfrutan del contacto con la naturaleza, del silencio y de las playas solitarias.
La isla presenta una preciosa estampa de tonos ocres que contrasta con el azul del agua del océano. Con algunos puntos montañosos en su interior, como las agujas, el complejo volcánico que dio origen a la isla, y las montañas Amarilla y Bermeja, que deben su nombre a la tonalidad de sus rocas. Pero además, la costa y las inmediaciones de la isla encierran una gran biodiversidad subacuática convirtiéndolo en uno de los lugares preferidos por los aficionados para practicar el submarinismo y el snorkel, buceo a pulmón.
A esta isla solo se puede acceder en barco o en helicóptero, ya que cuenta con un helipuerto cerca de Caleta de Sebo.
El Archipiélago Chinijo.
El Archipiélago Chinijo es un conjunto de pequeñas islas e islotes situados al norte de la isla de Lanzarote. La isla más grande y la única habitada es la isla de La Graciosa, pero también forman parte de este archipiélago los islotes de Alegranza, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste, todos bajo la administración del municipio lanzaroteño de Teguise.
“Chinijo” es un término procedente de la lengua guanche, la lengua de los habitantes originarios de las Islas Canarias que significa pequeño. Sin embargo, el nombre popular con el que se conocen a estas islas en Lanzarote y Fuerteventura es “Los Islotes”.
Todos ellos configuran la reserva marina protegida más grande de toda Europa, con 700 kilómetros cuadrados. Junto al Risco de Famara, en el norte de Lanzarote, forman el Parque Natural del Archipiélago Chinijo, declarado reserva natural de la biosfera.
Todo el archipiélago conforma un conjunto volcánico bien conservado procedente de la era cuaternaria, hace más de dos millones de años. A parte de su belleza paisajística, representa un punto de de parada y cría para una amplia variedad de especies de aves migratorias que efectúan su migración anual entre África y Europa.
Otro de los aspectos destacados de este archipiélago es que sus aguas son un interesante yacimiento de gran valor arqueológico. Con una amplia cantidad de anclas y pecios, restos de artefactos presentes en los barcos, que se han encontrado sobre todo en el entorno marino de la isla La Graciosa.
El archipiélago se puede divisar al completo desde el Mirador del Río, uno de los miradores naturales de Lanzarote. De todos modos, la mejor manera de observarlos es desde el Mar.
Las islas menores de Alegranza y Montaña Clara son de propiedad privada. Por lo que solo se puede acceder a ellas contratando una excursión específica. El gobierno canario y el español han intentad comprarlas en varias ocasiones, pero sus propietarios se han negado a venderlas.
La isla de Alegranza, la más cercana a La Graciosa, fue adquirida en 1941, y sus propietarios vivieron en ella durante algunos años. Actualmente, sus habitantes son las aves. Esta isla cuenta con una de las calderas volcánicas más grandes de Canarias.
La isla de Montaña Clara, por su parte, nunca ha sido habitada por el hombre. Ni tan siquiera por sus propietarios, los herederos de Mariano López Secas.
Lo que si puedes hacer sin ningún problema es moverte entre las islas e islotes en barco e, incluso, practicar submarinismo en sus aguas.
Sin lugar a dudad, todo un tesoro para descubrir.