Cómo evitar la humedad en el cuarto de tus hijos

Cuando tenemos niños en casa, y más aún, cuando se trata de un bebé, debemos cuidar un sin número de aspectos para garantizar su bienestar, como por ejemplo, el tipo de ropa y detergente que utilizamos, la calidad de la comida que le preparamos, cada detalle de su higiene, entre otros. Sin embargo, hay un aspecto que no siempre solemos tomar en cuenta, pero que es igual de importante, y se trata de las condiciones de su habitación, en específico, del control de la temperatura y la acumulación de humedad

Altos niveles de concentración de la humedad pueden provocar problemas de condensación en las paredes y ventanas de la habitación. Luego, esto llevará a la aparición de manchas de moho y la proliferación de los ácaros que tan peligrosos son para la salud, sobre todo, para la de los bebés. Y es que entre los problemas de salud que puede llegar a ocasionar están las reacciones alérgicas o problemas respiratorios, también causados por los hongos del moho y los ácaros presentes en el aire viciado.

En vista de los peligrosas que son las humedades para la salud de nuestra familia, debemos estar atentos a regular el nivel de humedad en el ambiente a un 40 o 60% y siempre estemos revisando las esquinas de las habitaciones en busca de señales de moho. Pero, también, hay que asegurarnos que no hay signos de humedad o moho en las mantas o almohadas.

Asimismo, se recomienda el uso de productos antihumedad que trabajan absorbiendo el exceso de humedad en el ambiente y que han probado ser muy útiles contra la condensación, el moho y los ácaros. De esta forma conseguirás mantener un ambiente sano y libre de hongos para el pequeñín de la casa, en el que podrá desarrollarse sin riesgos, descansar mejor y sentirse en bienestar. Incluso, en el mercado puedes encontrarlos en su versión neutro sin olores ni perfumes que puedan incomodar la sensible naricita de tu bebé.

¿Por qué es tan importante controlar la humedad dentro de casa? 

Como media, una persona produce entre tres a cinco litros de vapor de agua al día al respirar. A dicho vapor, también hay que añadir el que se desprende de los alimentos al cocinar o al realizar actividades diarias como la ducha o el aseo. Por lo tanto, es fácil que la humedad comience a acumularse en el ambiente, sobre todo si tomamos en cuenta los tan comunes problemas de filtración, condensación o deficiencias de aislamiento en paredes, techos, suelos, ventanas o puertas.

Así, cuando la humedad es excesiva, se condensa en forma de agua y como explicamos anteriormente, termina ocasionando las manchas de moho en nuestras paredes y ventanas, así como también la proliferación de bacterias y virus.

Por otro lado, el equipo especialista en el tratamiento de humedades de Plan it nos explica que nuestro mobiliario también sufre bajo los efectos de la humedad, ya que es muy común que nuestros muebles, pintura y tabiques comiencen a deteriorarse, mientras va poniendo en riesgo los servicios de luz, el agua y gas.

Sin embargo, si la habitación es más bien muy seca podría ser igual de contraproducente para la salud, ya que puede llegar a ocasionar problemas de garganta y sensación de boca seca, entre otras afecciones.

Esto quiere decir que hay que lograr la temperatura adecuada, la cual, según estudios relacionados, debe ser entre el 40 % y el 60% como explicamos al principio del artículo.

Riesgos de salud relacionados con la humedad en la habitación de los niños

El exceso de humedad en una vivienda afecta a todos los que en ellos habitan, sin embargo, es aún más perjudicial cuando se trata de niños pequeños, mujeres embarazadas, ancianos y personas con enfermedades inmunológicas o respiratorias. 

En el caso de los bebés, la humedad y el moho pueden provocar graves consecuencias a nivel respiratorio, sobre todo cuando se trata de recién nacidos. Esto porque el moho produce esporas, que son unas partículas muy pequeñas que se esparcen por el aire y que por lo tanto, pueden ser inhaladas por los bebés y llegar a sus pulmones.

Por otro lado, los niños con alergia al moho suelen mostrar ojos llorosos, nariz congestionada, exceso de mucosidad, estornudos, picores, silbidos en el pecho y problemas para respirar. E incluso en los casos más graves, pueden llegar a experimentar dolor de cabeza, sinusitis, infecciones pulmonares como la bronquitis o ataques de asma. De hecho, está comprobado que el 80% de los niños que sufren de asma,  desarrollan su vida en lugares con un exceso de humedad.

 

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